Eso fue "¡Bienvenida a España bombón!" lo primero que me dijo Aliana al aterrizar en el aeropuerto de Barajas. Ciudad desconocida, gente desconocida, incluso aquella loquita chica parecía ser otra persona. Miedo.
-Ay, Ali ¡Párese! Va a romperme una costilla. Pero no me ha hecho caso.
El vuelo ha sido agotador. pero por fin... ¡¡ESPAÑA!!
El vuelo ha sido agotador. pero por fin... ¡¡ESPAÑA!!
El aeropuerto es enorme, espectacular. Nada que ver con el de Carrasco. Nos ha costado mucho no perdernos, pero hemos llegado sanitas y salvas al auto. ¿Dirección? Nueva vida.
Mi mamita no ha dejado de llamarme al teléfono desde que he llegado: "¿Estás bien? ¿Qué tal el vuelo? ¿Has llegado bien? ¿Te gusta aquello? ¿Estás bien? ¿Cómo está Aliana? ¿Estás bien?..." Infinidad de preguntas. Pero no he contestado ni a la mitad, porque he estado demasiado entretenida mirando por la ventanita.
"Te extrañamos mucho, nenita". Yo también.
Madrid. Edificios altos. Muchos autos. Mucha gente. Huele a... Madrid, a nuevo.
Las calles están repletas de gente, paseando para acá y para allá. Nadie parece conocerse. La gente se choca, se esquiva, se mira... Todos caminan veloces. Hay gente de toooodos los países que te puedas imaginar, y eso me gusta mucho. Al menos, me tranquiliza.
Las calles están repletas de gente, paseando para acá y para allá. Nadie parece conocerse. La gente se choca, se esquiva, se mira... Todos caminan veloces. Hay gente de toooodos los países que te puedas imaginar, y eso me gusta mucho. Al menos, me tranquiliza.
He llegado a la hora de cenar a casa de Aliana que está en el barrio de... esperen que recuerde el nombre... ¡Ah! Legazpi. Es un barrio tranquilo, cerquita del centro.
Cuando he entrado al piso, sus otras dos compañeras Gabriela y Laura (una de Quito y la otra de Las Piedras) me han recibido con un montón de globos y un gran cartel que ponía: BIENVENIDA FABIANA. Además, han preparado un cocido madrileño (o un intento de él) para cenar. Estaba delic... ¡No mentiré! Estaba malísimo, pero la intención me ha contado mucho y me he sentido muy querida en mis primeras horas como madrileña oficial.
El piso es pequeñito, y ella debe compartir habitación con Laura, pero es muy acogedor. Y las chicas son realmente chéveres, ya entiendo como Aliana está tan agusto allí.
Ali es genial, y no me deja ni un segundo sola. Desde que he pisado suelo español, ha estado detrás de mí para ayudarme.
Sin embargo, no puedo negarlo: estoy muy asustada.
Tan lejos de casa, tan lejos de mi familia, tan sola... Empezar una nueva vida, en un nuevo lugar, con nueva gente y nuevas sorpresas. He tenido que madurar en las 10 horas que ha durado el vuelo, y he tenido que volverme una persona fuerte, independiente y segura de mí misma para afrontar lo que va a venirme.
Ahora necesito descansar, tranquilizarme. Es cierto, estoy algo aterrorisada. Pero no voy a rendirme, eso sí que no.
Este es mi sueño, que se ha hecho realidad, y a pesar del terror que me recorre el cuerpo, la ilusión se desborda por cada poro de mi piel.
Lula me ha mandado un mensaje al mobile. Me desea suerte, dice que me van a extrañar mucho.
En cuanto se me sequen las lágrimas voy a desearla dulces noches a Aliana y a sus amigas, que no parece que tengan ganas de dormir ya que sus risas se escuchan desde el livingroom.
Mañana será otro día, ¡¡¡en Madrid!!! Aún no me lo creo.
Kiss, Fabi :)
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