jueves, 30 de septiembre de 2010

Cruzando el charco y ¡Olé!

Me presento: me llamo Fabiana, tengo 18 carnavales y vengo de Palermo, un barrio de Montevideo (Uruguay). Desde que era pequeña, mi madre trabaja como cocinera en el hospital Maciel. Cuando no tenía que ir a la escuela, me llevaba al hospital a ayudarla, y probablemente de ahí, de esos tiempos tan remotos, viene mi vocación por la enfermería: me encantaba pasearme por las habitaciones de los hospitalizados para ver como las enfermeras les daban los medicamentos o les ataban más fuerte las vendas.

Al contrario que muchas familias uruguayas que conocemos  que educan a sus hijas para el trabajo en el hogar y a sus hijos para trabajos pesados, mis padres se preocuparon por darme una buena educación y unos buenos estudios para el futuro. De hecho, el día en que acabé el High School, me dieron la mayor sorpresa que jamás había recibido: la Universidad Complutense de Madrid, en España, tenía una plaza para mí en enfermería. Las lágrimas se me escapaban sin querer de los ojos, mi sueño se había hecho realidad y en cuestión de 3 meses estaría estudiando en nuestra querida España, mis queridos estudios de Enfermería.
La noticia corrió por toda la manzana, por no decir por todo Montevideo, y todos nuestros amigos me vinieron a dar la enhorabuena. Eso sí, todo tenía un lado negativo. Iba a extrañar tanto aquello…
Por mi parte, las primeras en enterarse fueron Luciana, Estela, Isabel, Sol, y Lula; mis mejores amigas desde siempre. También mi vecino Chavito, que me apoyó siempre para seguir adelante. Ellos han hecho que este verano haya sido increíble, para que no les olvide, pero sé que eso va a ser imposible, puesto que ya les extrañaba y llevaba sólo 2 horas en el avión.
Pero eso sí, casi todo se lo debo a mi familia, que han estado ahorrando plata para poder enviarme a estudiar fuera. En mi casa somos 5 hermanos, de los cuales yo soy la más mayor: Santiago tiene 15 años y sueña con ser pescador como mi padre. A pesar de que lo niegue, sé que ha llorado un poquito porque me voy tan lejos. Fernanda tiene 12, Roberto Diego tiene 10 añitos y la chavita más pequeña es Gisela, que tiene 5. Mi pequeñita Gisela, como iba a añorarla en España…

Y ¿Por qué España? Se preguntarán. Aliana, una gran amiga de mi madre, emigró a España hace ya más de 8 años. Al principio, nos contaba por correspondensia que era duro adaptarse, pero terminó amando tanto España que sólo viene a visitarnos de vez en cuando y no entra en sus planes volver a vivir allí. Ella va a ser mi guarda. Hasta que encuentre trabajo y una amueblada, va a atenderme y a dejarme su casa. Aliana insistió en que viviera con ella, pero mi mamita no quiere causarle tarea. Su casa es muy pequeña, comparte piso con otras dos compañeras y además, ella está un poco loca y le gusta mucho salir a bailar, y mi madre no quiere que aprenda mucho de sus hábitos (jejeje). Hace ya más de 2 añitos que no la vemos, y tengo muchas ganas de estar con ella… ¡Es chévere! Súper divertida, es como una tía para mí.

Y eso es todo. Ahora, aquí estoy yo, en un avión destino a Madrid, con unas 8 horas de viaje por delante, los ojos más que empapados, una camiseta firmada por mis amigos, una foto de mis chavitos, 300 euros en un bolso, una mujer roncando mucho a mi lado, un miedo terrible y unas ganas enormes de regresar a casa… pero una fuerza indestructible que me hace secarme las lágrimas y mirar adelante para enfrentarme a mi sueño, a mi futuro, a mi nueva vida.
¿Hay alguien que acabe de llegar a España como yo?

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